¿SOMOS ADIVINOS? La profecía autocumplida

“Tanto si crees que puedes hacerlo como si no, en los dos casos tienes razón”(Henry Ford)

¿Has pensado alguna vez que te pasaría algo y te ha pasado? ¿Te has imaginado que alguien actuaría de una cierta forma y ha ocurrido? ¿Has pensado en una situación y ha sucedido? No es casualidad, has contribuido para que suceda.


¿Cómo? El suficiente hecho de pensar que algo puede suceder nos predispone a ello. Nuestros pensamientos son más poderosos de lo que creemos.

Por cada pensamiento hay una acción, por minúscula o indirecta que parezca.  La forma en la que pensamos contribuye a que actuemos de cierta forma. Vamos a poner un par de ejemplos cotidianos para que se entienda:

Hoy Sofía vuelve al trabajo después de unos días muy difíciles. Desde que se levanta empieza a pensar en cómo la recibirán sus compañeros de la oficina. Le gustaría que le preguntaran qué le ha pasado y cómo se encuentra, pero ella ya espera que no le dirán nada. Cuando llega allí, lo primero que se encuentra son a sus compañeros reunidos hablando, ve que ni siquiera se han dado cuenta de ella y se queda allí, ellos la saludan y ella se queda esperando a que vayan a buscarla para preguntarle. Como no van, ella se queda un poco decepcionada y se queda apartada, esperando a ver si alguien se da cuenta y se anima a ir con ella. Sofía ha confirmado lo que esperaba, “mira que lo sabía, no me han dicho nada”. Sofía ha confirmado su profecía.

Ahora pongamos el ejemplo de Antonio, él tiene esa tarde un examen. Desde que se levanta no deja de pensar en que igual no ha estudiado suficiente, que seguro que empieza a leer el examen y no es capaz de hacerlo, pese a que se lo ha preparado muy bien. Cuando llega al examen Antonio empieza a leer y piensa: “¿Qué es esto?”. Empieza a leer las preguntas y no se acuerda de nada. “Mira que lo sabia, no entiendo nada”. Antonio ha confirmado su profecía.

Durante los ejemplos, hay algo muy importante a tener en cuenta: los pensamientos.

Vamos a ver lo que sucedía en el caso de Sofía:

Hoy los compañeros de Sofía llevan días sin verla. Cuando se dan cuenta de que ya ha llegado, la saludan para que acuda con ellos, pero ella agacha la cabeza y no dice nada. Se quedan mirándola a la expectativa para ver si se anima al grupo, pero Sofía se sienta apartada sin decir nada. Los compañeros interpretan que no quiere unirse, “igual quiere estar sola y necesita su tiempo” piensan.

Ahora vemos lo que le pasaba a Antonio.

Antonio lleva todo el día pensando en que no ha estudiado suficiente y que no podrá hacer frente al examen, eso lo pone muy nervioso. Al ponerse nervioso, todo lo que está repasando para esa tarde lo está obviando, “para qué, si total ya es esta tarde y seguro que no se me nada”. Cuando llega al examen, Antonio está tan nervioso que no es capaz de concentrarse. Cuando lee las preguntas de lo que justo hace unos minutos estaba leyendo, se pone muy nervioso e intenta recordar, pero se ha quedado en blanco.”

¿Creéis que los pensamientos de Sofía han contribuido a no dar ella el paso y decirle algo a sus compañeros? ¿Y qué me decís de Antonio? ¿Ha sido un adivino sabiendo que no iba a saberse nada? ¿O realmente han contribuido a ello por esos pensamientos tan negativos que le han puesto nervioso todo el día?


Tal y como podéis ver en el proceso circular anterior, eso es lo que nos sucede. Se dispara un pensamiento “premonitorio” ya sea pensamiento positivo o negativo sobre nosotros que nos hace imaginarnos una situación. De esta forma, nos adelantamos a los sucesos, activando en nosotros una alerta y predisponiéndonos físicamente y emocionalmente a ello. Además, cuando “autoconfirmamos” nuestra profecía estamos reforzándonos el volver a pensar de esa forma en situaciones similares.

Entonces, ¿somos adivinos o nos predisponemos a las situaciones?

Yo os animo a que no os adelantéis a lo que pueda suceder en vuestras vidas, centraros en el AHORA, y en cómo hacer para conseguir aquello que os proponéis. Ya que si os reforzáis esos pensamientos ante ciertos echos podéis empezar a desconfiar de vosotros mismos o de otras personas, tener problemas en las relaciones sociales, problemas en el rendimiento de trabajo, y en definitiva malestar emocional. ¿Quieres que tus amigos te hagan caso como Sofía? Da tú el paso y habla con ellos. ¿Quieres aprobar ese examen como quería Antonio? Confía en ti, no pienses o imagines esa situación como catastrófica. 

Recuerda que ante las situaciones nos mostramos acorde a nuestros pensamientos.

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